Silvia Guerra González
Silvia Guerra González

Silvia Guerra González
Silvia Guerra González es una educadora, escritora y apasionada de la literatura infantil nacida en Gran Canaria, cuya vocación por la enseñanza y el mundo emocional de los niños ha sido el motor de su trayectoria profesional. Desde muy joven supo que quería dedicarse a la educación, y su compromiso con esta labor la llevó a cursar el Grado en Educación Infantil, seguido de un Máster en Educación Especial, con el objetivo de poder acompañar de forma más cercana, inclusiva y respetuosa a cada niño y niña en sus procesos de aprendizaje y desarrollo personal.
A lo largo de su carrera, Silvia ha complementado su formación académica con múltiples capacitaciones, talleres y cursos especializados en educación emocional, diversidad funcional, creatividad en el aula, y nuevas metodologías pedagógicas centradas en el respeto y la inclusión. Esta formación continua no solo ha enriquecido su mirada como profesional de la educación, sino que también ha impulsado su deseo de escribir cuentos que no solo entretengan, sino que eduquen en valores y emociones.
La literatura infantil ha sido una parte fundamental en su vida desde la infancia. Silvia creció rodeada de cuentos, y con el paso del tiempo esta pasión se transformó en una herramienta esencial para acompañar a los más pequeños en su crecimiento emocional. Cree firmemente en el poder de las historias como medio para construir un mundo más empático, consciente y humano. Su gran sueño es tener una biblioteca llena de libros que no solo hagan volar la imaginación, sino que también eduquen el corazón.
Inspirada por autoras como Elisa Reyes y Anna Llenas, Silvia encontró en ellas modelos de sensibilidad, compromiso y autenticidad narrativa. Ambas han dejado una huella significativa en su manera de entender la literatura infantil como un canal para trabajar la autoestima, la inclusión, la gestión emocional y el respeto a la diversidad. Gracias a esa inspiración —y a su profunda conexión con la infancia— Silvia decidió dar el gran paso de publicar su primer cuento, un proyecto que representa el inicio de un camino literario lleno de ilusión y propósito.
Su estilo literario se caracteriza por un lenguaje sencillo, directo y emotivo, pensado para llegar tanto a los niños como a los adultos que los acompañan. Silvia escribe con la intención de abrir conversaciones importantes en casa y en la escuela, y de ofrecer a los más pequeños herramientas para entenderse mejor a sí mismos y al mundo que los rodea. Cada cuento está diseñado como un recurso educativo que combina entretenimiento con contenido emocional y ético.
Además de la literatura y la educación, Silvia siente una profunda pasión por el arte y la creatividad, aspectos que considera fundamentales en el acompañamiento a la infancia. Cree que la expresión artística permite a los niños explorar sus emociones, desarrollar su imaginación y construir su identidad desde un lugar de libertad y confianza. En su enfoque educativo, promueve el uso de técnicas artísticas y juegos creativos como parte esencial del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Como autora de cuentos infantiles, Silvia aspira a seguir escribiendo historias que toquen el corazón, que inviten a la reflexión y que fomenten valores como la empatía, la tolerancia, la inclusión, la resiliencia y el respeto por la diversidad. Cada nuevo proyecto es para ella una oportunidad de sembrar conciencia y ternura en la mente de los más pequeños, y de acompañarlos con palabras que abracen, guíen y transformen.
Silvia Guerra González representa una nueva generación de autoras comprometidas con una educación emocionalmente consciente, creativa y transformadora. Su trabajo une pedagogía, literatura y arte con una mirada amorosa hacia la infancia y una firme convicción en el poder del cuento como herramienta de cambio.
Hoy, su voz comienza a resonar a través de las páginas de su primer libro, con la esperanza de que sea solo el inicio de un largo camino literario lleno de historias que conecten con el alma, que acompañen procesos, y que siembren semillas de amor, respeto y conciencia en los corazones infantiles.